miércoles, 12 de junio de 2013

(Lepidopteras)

1:04. Grave error enfrentarme al cuadro blanco de Blogspot a estas horas.

Un sábado más. La misma hora. El mismo garito de siempre. El mismo recibimiento y los vampiros no hacen cola. Bajamos las escaleras de ese infra-mundo lleno de sensaciones mágicas, reales o químicas. El mismo maestro de ceremonias entintado. La música inunda mi cabeza. Mis pies ya están bailando, mi cuerpo se emociona. Sabe adonde le he traído. Huele a nada y a la vez a noche. Huele a nada y a la vez a todo. Se me erizan cada uno de mis poros. Piel de gallina. Bailo para olvidar. Bailo para no pensar. Hace calor.

Compartimos todos este paréntesis fugaz en medio de cada una de nuestras rutinas. Cuantas vidas, cuantos miedos, cuantas preguntas pueblan la pista. Bailamos ajenos a mañana, ajenos al sol que empieza a estirarse entre los edificios del centro de Madrid. Y Los focos me ciegan, no sé quien eres. No sé ni como te llamas. También desconozco tu edad. Pero esta noche estamos juntos conjugando la misma música, las mismas sensaciones, los mismos subidones y quizás los mismos miedos.

Tantas noches de viaje por aquí. Sin embargo entre tanto desconocido muchas caras me suenan.Y entre tanto desconocido aunque tú no estés yo te veo.
Mi boca me reclama una cerveza bien fría. Cerca de la barra, en un rincón casi imperceptible, él y ella se comen con los ojos. Juraría que se acaban de conocer. Juraría que se están dejando llevar, por la oscuridad, por un pellizco de magia, por el morbo de lo desconocido. La rutina le ha jugado una mala pasada. Ella no para de hablar, él apenas abre la boca. Cuanto más les miro, más recuerdo esa sensación. Una jauría de mariposas aleteando desatadas, enfurecidas, locas, fuegos artificiales en lo más profundo del inconsciente, escalofríos a flor de piel, los ojos cerrados, las manos queriendo sentir, queriendo tocar. Y mis mariposas quieren volar con las tuyas. El mundo alrededor se ha desvanecido. No escucho ni un sólo vatio. Sólo retumba mi respiración y siento tu corazón latir. Ya no bailo al son de la música. Bailo al son de cada uno de tus movimientos. Quisiera conocerte en 10 minutos y perderme contigo.

Empuño mi Mahou bien fría. Me pregunto una vez más si es posible retener este loco aleteo de lepidopteras para siempre en la boca del estómago. Quizás el alcohol turba mis pensamientos. Pero contesto si. Es posible.

Las luces se encienden. Vuelta a la realidad. Y le pongo cara a las sombras. Bajamos de golpe de ese limbo irreal en el que por un instante todos desconocidos hemos compartido algo. La pista se ha quedado vacía tan sólo descansa una moqueta de vasos rotos. Ha sido una noche más. Pero no ha sido una noche cualquiera.

Algunos ajenos a los rayos de sol se mudan entonces a otro infra-mundo no muy lejano. A otros les pesa el teléfono un contacto más. Y yo me vuelvo a mi casa con la sonrisa que me has regalado.

2:22. Sabía que era un error empuñar el teclado.

1 comentario:

  1. No puede ser un error empuñar el teclado cuando de ello sale algo tan increible como lo que has escrito.....enhorabuena por el blog, es una maravilla.

    "La rutina le ha jugado una mala pasada"....quizá no fue la rutina, sino la combinación de un pellizco de magia, las mariposas, y la presencia de una mujer absolutamente única...

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