Todas las noches cuando por fin el mundo se detiene y mi móvil deja de sonar...os busco. Qué difícil resulta encontraros. Encontrar a todos esos talentos que luchan por salir a la luz y ser escuchados.
Vuestra reacción es siempre la misma. Primero intriga y luego un sinfín de preguntas intentando encontrar el fallo al proyecto. Pero aquí no hay ni trampa, ni cartón, tan sólo buenas intenciones y muchas ganas. Casi siempre hablamos primero por teléfono y luego venís a ver el local. Y WOW...me encanta ver la cara de cada uno de vosotros cuando entráis por la puerta. ILUSIÓN. Lo que veis supera vuestras espectativas. Los techos son tan altos que todos miráis hacia arriba. Escucháis atentos mi "discurso" que he repetido ya tantas veces. Y cuanto más os adentráis en la estructura laberíntica del local más os engancháis a la idea de formar parte de esta aventura que a mi desde luego me tiene fascinada. Hace unos días un diseñador después de escucharme me contestó "No sé si lo he entendido todo bien pero lo cuentas con tanta pasión que yo quiero estar aqui". Y es que es un proyecto realmente apasionante y divertido.
Estoy deseando tener los burros con todas las perchas colgadas, las vitrinas, las estanterías llenas de vuestra creatividad y empezar a jugar, empezar a divertirnos y lograr que en este inmenso mundo donde nos sentimos tan pequeños nos hagamos grandes todos juntos.
Ya he hablado mucho de mi, de mis sensaciones respecto a Enfant Terrible, de su construcción. Ha llegado el momento de presentar poco a poco a los protagonistas de este pequeño mundo donde ELLOS son los que mandan. Donde ELLOS son los artífices de la magia. Aquí ni Eva, ni Ramón, ni yo, somos los jefes.
Los DISEÑADORES son los que mandan...y no tienen nada que callarse.
Myriam Gallego
Cuando decidí empezar a diseñar lo hice más bien por impulso, sin pensar en todas las cosas tan complicadas que eso conlleva; el crear es algo maravilloso pero todos los pasos que hay que dar para que esa idea no sólo se haga realidad sino que acabe en las manos de alguien porque le ha gustado y lo ha comprado suele ser una tarea bastante ardua. Ahora lo sé bien.
Tienes que crear una marca, darle un concepto y un sentido al proyecto, encontrar un fabricante adecuado para el producto, financiarlo, comunicarlo... en fin, toda una serie de pasos en los que vas tropezando sin parar hasta conseguir tu objetivo. Y, no te digo nada, si encima, cuando ya estás un poco relajada, te encuentras con una gran crisis... Pues tienes que levantarte y volver a empezar, que es lo que a mí me ha sucedido.Lo curioso es que seguramente volverías a hacerlo porque diseñar es una forma de expresar lo que sientes, de comunicar tu particular versión de la realidad y necesitas de alguna manera contárselo a los demás.
La marca MGGM se inicia hace doce años con el propósito de aportar algo nuevo, algo que no existiera y que rompiera moldes, que en ese momento, eran bastante conservadores. Mi idea era alejarme del concepto tradicional en los complementos para abrir un nuevo camino de innovación y vanguardia.
Con el tiempo, la marca se ha ido definiendo de una forma más rotunda, conociendo mejor su público potencial, sus límites y también sus grandes posibilidades. La inspiración me viene de campos muy variados, como la arquitectura, el diseño industrial, el arte…, de ahí que lo que hago tenga un mayor impacto visual y resulte “rompedor” dentro del mundo de los complementos. No son diseños de tendencia, hechos para la ocasión, es un producto atemporal con un concepto vanguardista que va más allá: quiere sorprender, incluso provocar..., aunque sólo sea una sonrisa. Es un concepto perdurable en el tiempo, sin edad y sin barreras. Cada colección tiene una clara identidad, una filosofía, y dentro de esta, cada producto cuenta su pequeña historia.
Mis diseños son para una mujer ¨sin edad¨, con una fuerte personalidad, moderna y emprendedora, que se identifica plenamente con esa elegancia vanguardista que intento transmitir con mis colecciones.
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